La perla de México.

Eran 93... 

Existen aproximadamente noventa y tres islas en el área que comprende a la costas sinaloenses del lado del Golfo de California y el territorio de la Baja California Sur que fuese el Estado protagonista de nuestra pequeño relato.
En efecto, La Paz, la perla de México ubicada originalmente en la capital de la Baja California Sur, rica por su biodiversidad, comparte la isla Espíritu Santo, la más hermosa del Pacífico con la simpática Mazatlán, tesoro innegable en tradiciones mexicanas cuyo estrecho vínculo a su mitología regional hace de los lugareños, los denominados "pata salada" gente a la que recuerdo, no sin cierta nostalgia, como quizás la más sociable y entregada a la convivencia con cualquiera que tocase a sus puertas. Probablemente, para un costeño le resulte desconcertante el encontrar sumas diferencias entre un puerto y otro a pesar de su relativa cercanía, los acuerdos comerciales sostenidos entre ambos gobiernos estatales y todo aquello que hace de un Estado, un organismo común, dinámico y amigo de un conjunto que se integra en una sola Nación; no obstante, lo que evoca en el hombre o mujer mazatleca que viene desde cerca para luego, instalarse en la perla de México, la imagen que golpea su rostro al quedar a merced de los paisajes paceños está desafortunadamente liada a la desilusión. Pero, a medida que transcurre el tiempo, él o ella van puliendo esa imagen de una forma gradual y tácita hasta que la impresión inicial deviene en maravilla. Las islas (específicamente, la Isla Espíritu Santo), los distintos colores casi de ensueño que proyectan los crepúsculos paceños y la tranquilidad que se percibe en su atmósfera onírica hacen que el hermano sinaloense, el mexicano que proviene del aglomerado centro de nuestro país e incluso el americano, italiano, español, el alienado se sienta parte de esta experiencia trascendental, usando como peldaños, las 93 Islas para llegar a la Perla de México.